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Durante la terapia de ultrasonido, se aplica un dispositivo de mano llamado transductor en la piel sobre la zona a tratar. El transductor emite ondas sonoras de alta frecuencia que penetran en los tejidos profundos del cuerpo, como los músculos y los tendones. A medida que las ondas sonoras se propagan a través del tejido, generan vibraciones que pueden aumentar la circulación sanguínea, reducir la inflamación y promover la curación de los tejidos dañados.
La terapia de ultrasonido puede ser utilizada para tratar una variedad de condiciones médicas, como lesiones musculares, tendinitis, bursitis, esguinces, artritis y ciertos tipos de dolor crónico. También se utiliza para tratar trastornos del movimiento y la función, como la enfermedad de Parkinson y el accidente cerebrovascular.
La terapia de ultrasonido es considerada una terapia segura y efectiva, aunque no es adecuada para todas las personas. Algunos pacientes pueden experimentar dolor o incomodidad durante el tratamiento, y en raras ocasiones, puede haber efectos secundarios como quemaduras en la piel. Es importante hablar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tipo de tratamiento de ultrasonido para determinar si es adecuado para una situación individual.
Además de las afecciones mencionadas anteriormente, la terapia de ultrasonido también se ha utilizado para tratar la fascitis plantar, la congelación de la articulación del hombro, el dolor de cuello y espalda, y la osteoartritis.
Se puede aplicar de dos maneras diferentes: mediante terapia de ultrasonido térmica y no térmica. La terapia de ultrasonido térmica utiliza ondas sonoras para generar calor en los tejidos profundos del cuerpo, lo que puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor. La terapia de ultrasonido no térmica, por otro lado, no produce calor y se utiliza para estimular la actividad celular y mejorar la circulación sanguínea.
Es importante tener en cuenta que la terapia de ultrasonido no es adecuada para todas las personas, especialmente para aquellas con marcapasos, tumores o infecciones activas en la zona a tratar. También puede haber interacciones con ciertos medicamentos, por lo que es importante hablar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tipo de tratamiento de ultrasonido