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La angina de pecho es causada por una enfermedad llamada enfermedad arterial coronaria (EAC). La EAC se produce cuando las arterias que suministran sangre al corazón se estrechan debido a la acumulación de placa, una sustancia formada por grasa, colesterol, calcio y otras sustancias. La placa acumulada puede limitar el flujo sanguíneo a través de las arterias, lo que reduce la cantidad de sangre y oxígeno que llega al músculo cardíaco. Cuando el corazón no recibe suficiente oxígeno, puede desencadenar la sensación de angina de pecho.
Es importante destacar que ante cualquier tipo de afección médica, debes consultar a tu médico antes de comenzar cualquier tipo de terapia complementaria, incluida BEMER.
Existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar angina de pecho y enfermedad arterial coronaria. Algunos de los factores de riesgo más comunes incluyen:
Edad: La EAC es más común en personas mayores de 65 años.
Sexo: Los hombres tienen un mayor riesgo de desarrollar EAC que las mujeres antes de la menopausia. Después de la menopausia, el riesgo de EAC en las mujeres aumenta.
Historia familiar: Las personas que tienen antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria tienen un mayor riesgo de desarrollar la afección.
Tabaquismo: Fumar aumenta el riesgo de desarrollar EAC y angina de pecho.
Presión arterial alta: La hipertensión arterial aumenta el riesgo de EAC y angina de pecho.
Colesterol alto: Los niveles elevados de colesterol en la sangre pueden aumentar el riesgo de EAC y angina de pecho.
Diabetes: Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar EAC y angina de pecho.
Obesidad: El exceso de peso puede aumentar el riesgo de desarrollar EAC y angina de pecho.
Falta de actividad física: La inactividad física puede aumentar el riesgo de EAC y angina de pecho.
Dolor o malestar en el pecho: La sensación de dolor o presión en el pecho es el síntoma principal de la angina de pecho. El dolor puede sentirse como una opresión, una sensación de ardor, una sensación de peso o una presión incómoda. El dolor o malestar generalmente se ubica en el centro del pecho, pero también puede irradiarse hacia el brazo izquierdo, la espalda, el cuello o la mandíbula.
Sensación de falta de aire: Las personas con angina de pecho pueden sentir que les falta el aire o tienen dificultades para respirar.
Sudoración: La sudoración excesiva es un síntoma común de la angina de pecho.
Náuseas: Las personas con angina de pecho también pueden experimentar náuseas y vómitos.
Mareo: Algunas personas pueden sentirse mareadas o aturdidas durante un episodio de angina de pecho.
Es importante destacar que los síntomas de la angina de pecho pueden variar de una persona a otra. Algunas personas pueden tener síntomas leves o ningún síntoma, mientras que otras pueden experimentar síntomas más graves.
Existen varios tipos de angina de pecho, que se clasifican según la causa y la gravedad de los síntomas.
La angina de pecho estable se produce cuando los síntomas se desencadenan por el esfuerzo físico o el estrés emocional. Los síntomas generalmente desaparecen cuando la actividad se detiene o se alivia el estrés. La angina de pecho estable suele seguir un patrón predecible y puede ser controlada con cambios en el estilo de vida y medicamentos.
La angina de pecho inestable se produce cuando los síntomas aparecen de manera imprevisible, incluso en reposo. La angina de pecho inestable es una emergencia médica que requiere atención inmediata, ya que puede indicar un riesgo de ataque cardíaco.
La angina de pecho variante o de Prinzmetal se produce cuando los síntomas aparecen en reposo y no se desencadenan por el esfuerzo físico o el estrés emocional. La angina de pecho variante es causada por un estrechamiento repentino y temporal de una arteria coronaria, lo que reduce el flujo sanguíneo al músculo cardíaco. La angina de pecho variante es poco común, pero puede ser grave y requiere tratamiento.
El diagnóstico de la angina de pecho se basa en los síntomas y en los resultados de varias pruebas médicas. El médico puede realizar una evaluación física, revisar la historia clínica del paciente y solicitar pruebas como:
Electrocardiograma (ECG): Una prueba que mide la actividad eléctrica del corazón.
Pruebas de esfuerzo: Una prueba que mide la respuesta del corazón al esfuerzo físico.
Pruebas de imagen: Imágenes del corazón, como una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM).
Angiografía coronaria: Una prueba invasiva que utiliza una sonda para obtener imágenes de las arterias coronarias.
Tratamiento
Los medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas de la angina de pecho y reducir el riesgo de complicaciones. Algunos medicamentos comunes utilizados para tratar la angina de pecho incluyen:
Nitratos: Los nitratos dilatan las arterias coronarias y mejoran el flujo sanguíneo al corazón.
Beta-bloqueantes: Los beta-bloqueantes reducen la frecuencia cardíaca y la presión arterial, disminuyendo la carga de trabajo del corazón.
Inhibidores de la ECA: Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina reducen la presión arterial y mejoran el flujo sanguíneo al corazón.
Estatinas: Las estatinas reducen el colesterol y el riesgo de enfermedad arterial coronaria.
En algunos casos, se pueden realizar procedimientos médicos para tratar la angina de pecho. Algunos de estos procedimientos incluyen:
Angioplastia: Un procedimiento en el que se utiliza un catéter para abrir una arteria coronaria estrechada y restaurar el flujo sanguíneo al corazón.
Cirugía de derivación coronaria: Una cirugía que utiliza una arteria o vena del cuerpo para desviar el flujo sanguíneo alrededor de una arteria coronaria estrechada.
La prevención de la angina de pecho se centra en reducir el riesgo de enfermedad arterial coronaria. Algunas medidas preventivas pueden incluir:
Dejar de fumar.
Mantener una dieta saludable y equilibrada.
Realizar actividad física regularmente.
Mantener un peso saludable.
Controlar la presión arterial y el colesterol.
Controlar la diabetes.
En resumen, la angina de pecho es una enfermedad cardíaca común que se produce cuando el flujo sanguíneo al corazón se ve comprometido. Los síntomas pueden variar de leves a graves y pueden incluir dolor de pecho, dificultad para respirar, sudoración y náuseas. El diagnóstico se basa en los síntomas y en los resultados de varias pruebas médicas. El tratamiento puede incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos y, en algunos casos, procedimientos médicos. La prevención se centra en reducir el riesgo de enfermedad arterial coronaria mediante cambios en el estilo de vida y el control de los factores de riesgo
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